El confort habitacional como premisa
Actualmente las tasas cada vez más bajas de natalidad y el envejecimiento de la población son dos realidades innegables.
Cuando pienso en la vejez siempre me viene a la cabeza la imagen de dos ancianos agarrados de la mano disfrutando de un atardecer. Supongo que lo habré visto en una película o en algún anuncio de seguros…
Queremos lo mejor para ellos, y por eso, los centros residenciales son cada vez más necesarios para el cuidado de personas que necesitan asistencia especializada las 24 horas. Porque a veces, esa es la mejor solución; para ellos, y para nosotros.
Hoy te quiero hablar del centro residencial Campolar Páramo, ubicado en Santa María del Páramo (León). Esta residencia cuenta con más de 100 plazas en habitaciones individuales y dobles, dedicadas al cuidado y atención de personas mayores.
Cuando el arquitecto Jose Manuel Buron se puso en contacto con nosotros, de inmediato entendimos que el bienestar de los residentes era la premisa principal a tener en cuenta.
Y nos pusimos manos a la obra.
La envolvente del edificio está compuesta por varios elementos: Fachada, carpinterías y cubierta, que, en conjunto, configuran la capa más externa del inmueble. Su función es proteger al edificio de elementos externos, como son el frio, calor, el agua, el aire o la humedad.

Eficiencia energética
La eficiencia energética busca optimizar el consumo de energía disminuyendo los costes asociados, pero sin reducir el confort habitacional de los usuarios.
Analicemos esto con más detenimiento:
Las fachadas ventiladas y un buen aislamiento ayudan a reducir el impacto económico y ambiental que se asocia a un exceso de consumo de energía, reduciendo hasta en un 30% el consumo energético del edificio.
Respecto al confort y la temperatura interior, uno de los factores concluyentes a la hora de determinar si un edificio cumple o no con criterios eficientes, es la transmitancia térmica U o Valor-U.
El Valor-U es la medida del calor que fluye por unidad de tiempo y superficie, transferido a través de un sistema constructivo, formado por una o más capas de material.
En las fachadas ventiladas, el aislamiento se coloca en el interior de la cámara de aire ventilada, en la denominada cara fría del muro de soporte, lo que proporciona un aislamiento continuo a lo largo de toda la parte ciega de la fachada evitando los puentes térmicos en pilares y forjados.
De esta forma, la pérdida de calor será menor (especialmente en los meses más fríos de invierno) y esto conlleva a reducir el uso de la calefacción y a la inversa en los meses de verano, en los que el calor no llegará tan fácilmente a las capas interiores.
Si tú también buscas una solución arquitectónica duradera, estética y sostenible, contáctanos para saber cómo podemos ayudarte.